Se
levanta en la mañana un hombre y mientras se prepara para irse a trabajar su
esposa le dice: “Cariño, buenos días, ¿Me podrías arreglar el grifo de agua de
la cocina?” Y el marido malhumorado le responde: “¿Me ves cara de plomero o
qué?”
La mujer
ante tal grosería, se da la vuelta y regresa a la cocina.
Un poco más
tarde mientras desayunan, la mujer le dice: “Disculpa que sea tan insistente pero
el grifo necesita reparación, al igual que el marco de la ventana que esté
despegado y la puerta esta torcida”
El
marido replica: “Pero es que ¿me ves cara de plomero y carpintero?” Y muy
enojado se levanta, y se va a trabajar.
Cuando
regresa del trabajo, el marido encuentra que la puerta abre y cierra bien, que
el grifo de la cocina no gotea y que la ventana abre y cierra correctamente.
El
hombre muy asombrado llama a su mujer y decide preguntarle que es lo que pasó.
La mujer entonces cuenta lo sucedido: “Bueno, vino el vecino y se dio cuenta
que la puerta estaba torcida, que la ventana no cerraba y que el grifo goteaba.
Entonces me dijo que arreglaba todo, pero que por una condición: o me acostaba
con el; o le hacia un pastel”
El marido
dice: “Y me imagino que le hiciste el pastel”
La mujer
responde: “¿Qué? ¿Me vistes cara de pastelera?”
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